miércoles, 13 de mayo de 2020

"El hombre... sin nombre"

Era muy joven cuando esto me sucedió, solo deseo que al leer esta historia te pueda servir a modo de consejo de aquello que no debes hacer...

Me encontraba en la universidad y tenía muchos sueños por lograr, hace unos meses que había logrado ingresar y me costó mucho esfuerzo y dedicación. Tal vez no todos se daban cuenta de ello, pero era muy feliz a pesar de no tener mucho dinero. Trataba de mantenerme realizando los trabajos y tareas de los demás, por eso trasnochaba y no tenía tiempo para salir con mis amigos, sin embargo, sabía que cuando terminara mis estudios podría darme muchos lujos y también eso que todos llaman "descanso". En mi hogar era difícil estudiar pues mis hermanos hacían demasiado ruido al ver la televisión o escuchar música y mi madre me pedía apoyo en los quehaceres del hogar, por eso, esperaba la noche y la amaba en secreto, pues todo era silencio y podía concentrarme muy bien. Así pasó mi primer año en la universidad y había descubierto un nuevo mundo, algunas de mis amigas consiguieron pareja durante ese año, pues ellas tenía mucho tiempo ya que me pagaban para realizar sus trabajos y demás. Pronto llegó el verano, que es la estación donde todos vacacionan, pero eso no estaba en mis planes, pues, debía ahorrar dinero para mi matrícula del siguiente año, entonces surgió una oportunidad de trabajo que no desaproveché, así que hice todo lo posible para ser aceptada en ese nuevo espacio laboral.

Las personas nos hacemos muchas expectativas sobre los trabajos, más aun si los necesitamos o si es sobre un cargo importante, incluso, si es de una institución conocida, así que antes de entrar a laborar en mi primer trabajo formal, pensé en causar una buena impresión, así que intenté ser lo más educada posible y sobretodo tener mucha paciencia para que nada afecte mis energías positivas. Ese verano fue muy interesante, pues conocí a personas mayores que yo, pero que tenían experiencia en el trabajo, además todos eran amables conmigo porque era la más joven, a pesar de ello, sentía que algo andaba mal, pues no podía ser posible que todo sea perfecto. En esos momentos no lo sabía pero había alguien que me acechaba.

Ese hombre que arruinó mi vida y tal vez parte de mi futuro, me observaba a lo lejos, pero por suerte no podía seguirme hasta mi casa, aunque si lo hacía, hasta el paradero. En esos momentos no lo conocía, ambos trabajábamos en el mismo lugar pero solo lo había visto algunas veces, creo que no notaba su presencia. Un día, una compañera rompió una taza donde solía tomar su café, entonces me ofrecí a ayudarla a limpiar, cuando fui por la escoba y el recogedor, vi que alguien más lo usaba, así que no me acerqué, pero de lejos estaba esperando, la persona que tenía la escoba se encontraba barriendo, era un hombre, se notaba que había tenido un pésimo día, pues de la nada tomó la escoba y se acercó a mi y prácticamente la lanzó al suelo para que la recogiera, me miró con los ojos llenos de furia, como si hubiera sido mi culpa su desdicha, pero no solo eso, sino, que me dijo: ahí está lo que necesitas, recógelo si lo quieres. Luego de eso se fue muy enojado, por un momento, sentí temor, pues pensé que la escoba caería encima mío, además el tipo era corpulento y alto, por eso pensé que quería hacerme algo malo.

Después de ese suceso desagradable, pensé que debía devolverle el mismo susto que había causado en mi, pero obviamente sin que él supiera que era yo, pues en donde trabajaba, no era un lugar tranquilo, al contrario, a veces robaban por las tardes, y muchas veces teníamos que trasladarnos caminando hacia la otra oficina que estaba algunas cuadras más arriba. Así que decidí indagar sobre ese sujeto, pero nadie lo conocía, solo sabía que tenía un cargo mayor al mío y que tal vez, podría causar que me despidan del trabajo, pero tenía que darle una lección, así que, como lo había estado observando ya conocía cual era su escritorio y un día, cuando todos había salido a almorzar, ensucié su espacio con la basura del tacho donde tiraban la basura y dejé la escoba encima. No pude ver su reacción, pero algunas personas comentaron que el hombre se desesperó por buscar un culpable y que al ver que nadie quiso ayudarlo, se sintió avergonzado, en esos momentos sentí que me había sobrepasado, pero necesitaba que aprendiera a no ser déspota con los demás, sobretodo que respetara a los compañeros de trabajo.

Pasaron los días y me había olvidado de todo lo ocurrido, cuando de pronto, una amiga del trabajo me dijo que tenía un admirador secreto, decidí no hacerle caso, así que continué con mis labores. Una tarde, me quedé trabajando horas extra, entonces me enviaron a la otra oficina con algunos documentos, recuerdo que salí rápidamente para terminar con el trabajo y regresar a casa, pues como les comenté, la zona era peligrosa cuando oscurecía. Terminé de hacer lo que me encomendaron y regresé a la oficina para recoger mis cosas y volver a casa, cuando al bajar las escaleras escuché algunas risas, así que seguí con mi camino, pero mi amiga me vio y se acercó rápidamente hacia mi para decirme que era cumpleaños del jefe y que quería que le acompañe en la celebración, ya que, solo algunas personas se habían quedado, le dije que no podía, que era muy tarde y debía partir, pero de pronto sentí que había otra persona que quería retenerme, era ese hombre.

Me asusté al verlo, pero en esta ocasión, no tenía en sus ojos la furia de antes, sino, que se veía dócil cual perro abandonado, solo por eso, no grité, pero me aparté de los dos y les dije que no me quedaría, que tenía muchas cosas importantes que hacer y que además no me gustaban los cumpleaños. Entonces, el hombre sacó de su bolsillo una cámara, mientras mi amiga me tomó de las manos, ella me dijo que al menos nos tomáramos una foto para el recuerdo y que después ya podría irme, así que acepté de mala gana. Después de aquella foto, el hombre me dijo que salía muy bien y que además era muy bonita. Sentí que estaba ebrio y que por eso también era un atrevido para decirme esas cosas sin siquiera conocerme, también me pidió que nos tomáramos ambos una foto, pero le dije que no lo conocía y que no me volviera a hablar pues no le había dado confianza, luego de eso salí molesta del lugar, a pesar de la hora, no me ocurrió nada pues creo que ahora yo tenía los ojos inyectados de furia. 

Esa noche no pude dormir, pues pensaba en la situación muchas veces, deseaba tanto haber golpeado al hombre atrevido, además me sentía incómoda porque no quería verlo en el trabajo, no sabía que más deseaba de mi. Al día siguiente, mi amiga, que ya no consideraba como tal, me dijo que ese hombre había guardado la foto para sí mismo, que no se la quería enviar, ni siquiera por correo, pues le confesó que gustaba de mi. Esta noticia generó una gran molestia, sentía cólicos y a la vez temor, pues me daba tanto asco pensar lo que podía hacer el hombre con mi foto. Mi amiga me habló maravillas del sujeto, me dijo que era profesional, que estaba soltero, que sería un excelente partido para mi, pero que era tímido para expresar sus sentimientos, que me había estado observando desde el primer día en el que entré a la oficina, que incluso le contó sobre la escoba que arrojó al suelo, que toda esa escena, fue porque ella le había sugerido que lo hiciera para llamar mi atención, pues sabía que mi carácter era fuerte, por eso pensó que entablaríamos una amistad al mostrarse prepotente y atrevido.

Sentí tanta furia que no sabía como expresarla, le dije a esa mujer, que era una traidora, además, que ambos estaban enfermos pues no era la forma de tratar a las personas y que yo no era un juguete que ellos podrían manipular. Ese día decidí renunciar al trabajo, pero al volver a casa, vi la necesidad de mi familia y no pude entregar nunca mi carta de renuncia, pero nada volvería a ser lo mismo...

Pronto empezarían mis clases de la universidad, ya tenía recolectado el dinero de la matrícula, incluso de mis pasajes y libros, solo necesitaba encontrar un trabajo de medio tiempo para ayudar a sostener mi hogar, así que postulé a muchos anuncios de internet. Mientras esperaba obtener un nuevo empleo, seguía asistiendo a la oficina, pero al parecer, mi "amiga" le comentó al hombre todo lo que yo pensaba de ambos, así que decidieron hacerme la guerra, porque muchos documentos importantes que habían dejado a mi cargo siempre se perdían, mientras el trabajo se retrasaba, es más, a veces el jefe me decía que debía llevar los documentos al hombre o a la que fue mi amiga para que ellos los firmaran y sellaran, pero al llevarlos, no los encontraba, entonces los esperaba por muchas horas atrasando mis labores, incluso les dejaba los documentos en el escritorio de ambos, pero, demoraban días en firmarlos, ¡todo era un caos!

Me enfrenté a ellos muchas veces, pero siempre me ignoraban por más gritos que pudiera dar, estaba muy cansada y a veces me encerraba en el baño a llorar de rabia. Pensaba en muchas cosas, pero también en lo detestable que pueden ser las personas, en todo lo que pude evitar si no les hubiera dado confianza, hasta odiaba ser mujer, no tenía enamorado ni mejor amigo que pudiera defenderme y eso generaba en mi, odio hacia los hombres. 

Tomé la decisión de contarle todo al jefe y me armé de valor para entrar a su oficina, le dije que quería renunciar. El jefe me escuchó como lo hacen todos los hombres ocupados, sin importancia, me dijo que debía ser más fuerte y tolerante pues nada en la vida era color de rosa, que, además debería aprender a convivir con mis compañeros, no sentí respaldo alguno, así que le dije que no asistiría el día de mañana, que recogería mis cosas y no regresaría nunca más. El jefe me miró y soltó una sonrisa ligera, con las voz más amable del mundo me dijo: adelante, puedes retirarte.

Recogí mis cosas y aunque me sentía liberada, también sabía que si mi madre se enteraba de lo que hice, me iba a sermonear, pero no tenía elección, camine hasta el paradero, pero antes de llegar, sentí un golpe que me debilitó y caí al suelo. Me encontraba mareada pero podía percibir algunas imágenes y reconocer algunos rostros, pero no podía mantenerme de pie, entonces caí dormida.

Al despertar, lo primero que vi fue unos asientos de bus, me levanté, pude ver por la ventana y sentí que estaba en una gran pesadilla, pues no estaba en casa, mucho menos en bus que siempre me llevaba, sino que, estaba fuera de la ciudad viajando a Dios sabe donde. Entré en pánico y vomité en el piso del bus, de pronto una mujer se acercó y me ofreció algo de tomar, le pedí que me ayudara, que quería bajar del bus, que no sabía que hacía ahí. Pero ella me observó confundida, me dijo que todo estaba bien, que mi esposo estaba conmigo. Luego de oír eso me sentí atrapada, empecé a gritar que quería bajar del bus, que sino, me iba a tirar por la ventana, pero de pronto apareció ese hombre, el obsesivo, ese tipo que sentía fascinación por mi y que tanto detestaba, él me había secuestrado.

No podía creer todo lo que me estaba pasando, pensé en mi madre, en mis hermanos, en mi vida, en la universidad y nuevamente vinieron los vómitos a mi. Entonces el hombre se acercó para ayudarme y le vomité encima, tanto fue el escándalo, sumado a  las quejas de los pasajeros, que finalmente detuvieron el bus, entonces, medio mareada me acerqué al chofer, le pedí que me hiciera bajar, que me habían secuestrado, además grité que alguien llamara a la policía. Todos me miraban como si estuviera loca, el hombre se acercó y me tomó de los brazos, me metió al baño, les dijo a todos que no se preocupen que solo estaba enferma y nadie se inmoló a ayudarme. Dentro del baño, me dijo que tenía mis cosas, mi teléfono y mis documentos; me dijo que mi madre me había llamado muchas veces al celular, pero que había decidido no contestar. Además me amenazó, me dijo que si lo dejaba y regresaba a mi casa, mandaría a hacerle daño a mi familia, que él tenía parientes que se encargaban de asesinar y hacer mucho daño al que se metía con él. También me dijo todo lo que sentía por mi, que si estábamos viajando era para casarnos en otra ciudad, lejos de todo para iniciar una nueva vida juntos, sin embargo, le dije que no era justo todo lo que estaba haciendo, pues, si él me quería debería dejarme ser feliz, porque en esos momentos no lo era, al contrario, que cada vez hacia que me decepcione de él y que odie su existencia. Entonces el hombre rompió en llanto y me abrazó, podía sentir el miedo en mi ser, pues sentía como temblaba mi cuerpo cuando me abrazó, pero aun en esos momentos pensé en vengarme.

Llegamos así a una ciudad que no conocía, pero se sentía mucho calor, nos trasladamos en taxi hacia un mercado, el hombre me compró ropa para cambiarme, me llevó a un hospedaje para encerrarme en el cuarto y me dijo que me duchara para ponerme la ropa que había comprado, eso hice, pero le puse seguro a la puerta del baño pues temía por mi vida. Luego, cuando salí me dijo que iríamos a visitar a su hermana, que vivía cerca, al llevarme me presentó como su novia y les dijo que pronto nos casaríamos para vivir en aquella ciudad. No podía responder de forma negativa, ni quejarme pues temía por lo que ese hombre podría hacerme, me sentía muy sola. Cuando su hermana me vio se sorprendió tanto, como si hubiera visto mi rostro antes, entonces mencionó, ella se parece tanto a ...

Pero aquel hombre no dejó que ella completara la frase, solo se despidió de su hermana y nos fuimos. Me dijo que me llevaría a la casa de su abuela pues hace mucho que no la visitaba, mientras caminábamos por algunas calles desconocidas, muchas personas lo saludaron y siempre me presentó como su novia, muchos me miraban desconcertados, con asombro y hasta a veces con temor, pues en mi rostro veían algo más que pronto descubriría.

Al llegar a casa de su abuela, la señora, de avanzada edad, nos saludo e invitó a pasar, nos sentamos en la sala y como el hombre no había tenido oportunidad para asearse, le pidió a su abuela algunas toallas e ingresó al baño. Entonces aproveché esa oportunidad, no para huir, sino para indagar sobre aquella persona a la que me parecía, así la abuela reveló todo el misterio, me dijo que me parecía mucho a una nieta que ella tuvo y que había muerto, que esa mujer era prima de aquel hombre, pero que ellos habían sostenido un romance prohibido, que no era consentido por sus padres,así que una noche intentaron huir para iniciar una vida juntos, pero, que todo se vio frustrado, pues el bus en el que ellos escapaban, se estrelló y la mujer murió. Que entonces, desde ese momento aquel hombre que era su nieto había quedado en shock y que demoró mucho en recuperarse, pero que nunca aceptó que aquella mujer a la cual amó, estaba muerta, así que les dijo a todos, que buscaría hasta en el fin del mundo hasta encontrar a su amada. 

Entonces entendí porque mi rostro causaba conmoción, pues era muy parecida a aquella mujer, además entendí que aquel hombre estaba loco, pues solo buscaba a su amada. Pero aún después de conocer la verdad, había pensado en matarlo, pues era la única forma de liberarme de él, aunque también la abuela me comentó que ese hombre al ser su único nieto tenía una gran herencia por parte de sus padres que ya no vivían y por ella que fue quien lo crió y educó. Pensamientos de ambición invadieron mi mente, pues sabía que si mantenía una relación con él podría salir de la pobreza en la que vivía, pero a su vez, sentía miedo, pues para lograr obtener toda la herencia, debía deshacerme de él y de la abuela.

La abuela tenía una gran casa, con muchas habitaciones pero en ella habían muchos insectos y roedores muy pequeños, al pasear por la casa, le pregunté a la abuela sobre algunos puntitos blancos que veía en las platas y al interior de las macetas, me dijo que era un veneno para evitar las plagas y que los roedores al ingerirlos se morían. Así que tome un poco de eso y durante el tiempo en el cual viví en aquella casa, traté de ser muy dedicada al preparar los alimentos y bebidas que ellos ingerían, roceando un poco de ese veneno para que murieran lentamente, así poco a poco empezaron a enfermarse, yo fingía que también estaba enferma, así que para evitar sospechas en los vecinos que vivían cerca, accedí casarme con aquel hombre. Al ver su aspecto de palidez y cuanto había adelgazado, los vecinos decían que era un maldición por parte de la prima muerta que se parecía tanto a mi. Luego de casarnos, aquel hombre y la abuela estaban tan enfermos que no podían levantarse de la cama, no pasaron muchos días cuando aquel hombre quiso vomitar por los estragos que causaba el veneno en su vientre, pero estaba tan débil que no podía moverse y se atragantó y murió asfixiado. La abuela también murió, pero fue de la impresión, al saber que su único nieto y heredero había muerto siendo tan joven y estando recién casado. 

Con todo el dinero y algunas propiedades que heredé como esposa legítima, regresé a mi hogar, sentía tanto temor y emoción a la vez. Al tocar la puerta mi madre no podía creer lo que veía, pues ya habían pasado 10 meses desde aquel secuestro, ella pensó que había muerto, pero al verme viva, me quitó el bolso que cargaba y me golpeó con él, mientras lloraba de felicidad, pues su angustia había terminado.











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