jueves, 6 de agosto de 2020

"EL BASTÓN"

Debo confesar que mi enamorado de la infancia es mi primer y único amor, cuando éramos pequeños, nadie apostaba porque estaríamos juntos para siempre, incluso, sus padres. Bueno,en realidad, solo su madre. Ella era una persona poco tratable y nunca me quiso como nuera, al contrario, quería que dejara a su hijo para tenerlo por siempre a su lado. En muchas ocasiones, esta señora, trató de mostrarme lo malo que sería vivir con su hijo, pues este no sabía hacer quehaceres del hogar, por lo cual, yo sería la perjudicada. Pero el amor me cegaba y no podía ver mal en aquel hombre que pronto sería mi esposo. Él, sabía lo sobre-protectora que era su madre, así que, para evitar los dramas de ésta y maldiciones hacia nuestra vida de casados, viajamos a un pequeño pueblo para casarnos en secreto. Al regresar, continuamos con nuestra vida con normalidad, hasta que conseguimos un lugar para vivir juntos y fue en ese instante que le confesamos a nuestros padres que nos habíamos casado. Mis padres, se alegraron mucho y me desearon lo mejor en esta nueva etapa, sin embargo, no pasaba lo mismo con mis suegros, pues de la sorpresa, el padre de mi esposo sufrió de un ataque cardíaco y murió.
Su madre, quien ahora estaba viuda, nos deseaba lo peor, mientras yo le ayudaba a sacar el equipaje a mi esposo que aun se encontraba en su casa, incluso, esa mujer, sacó su cabeza por la ventana para decirnos: << ¡A dónde quiera que vayan, siempre estaré con ustedes para atormentarlos!>>
No le dimos importancia a sus palabras en esos instantes, pero muchos sucesos extraños hacían que nuestra convivencia en nuestro nuevo hogar fuese complicado. A veces, cuando despertábamos, discutíamos sin sentido, hasta el punto de no dirigirnos la palabra por varios días. Incluso, despertaba y sentía un dolor en el cuerpo, como adormecimiento y eso me ponía de muy mal humor, que, para minimizar el dolor que sentía, arrojaba cosas y me tranquilizaba el sonido de los platos rotos cuando los lanzaba por el aire. En todo nuestro tiempo de convivencia a pesar de los problemas, intentamos tener hijos, pero no lo lográbamos, eso me causaba una gran depresión y lloraba sin sentido. 

Así pasaron siete años de casados, cuando mi esposo pensó, en que era momento de hacer las pases con su madre, pues, ya no se hablaban ni siquiera por teléfono, sin embargo, fue una mala idea, pues ella le exigía a mi esposo que tenía que visitarla constantemente, pues se sentía sola, incluso, habían días que lo hacia dormir allá, dejándome sola en la casa. A veces me desesperaba al pensar que su madre quería alejarlo de mí, entonces me armé de valor para enfrentar a aquella mujer y fui a su casa para recoger a mi esposo, pero, cuando llegué, lo encontré dormido, por más que lo movía, no podía despertarlo y su madre que ya estaba anciana, se reía al verme. 

Entonces, le dije que me quedaría a dormir en su casa para cuidar a mi esposo, pero mi suegra, empezó a decirme que ya sabía sobre mi infertilidad, incluso, me insultó diciéndome que era une mujer seca y que no servía para nada. Mientras ella se burlaba de mi problema, se me partía el corazón en pedazos y rompía en llanto, me cubría el rostro pues no quería que esa mujer me viera destruida, eso no conmovía a mi suegra, quien me decía que mi esposo me estaba engañando con otra mujer y por eso se estaba alejando de mí, que pronto me pediría el divorcio para rehacer su vida. 

Fue tanto el dolor e impotencia que sentía, que empujé a mi suegra con fuerza para hacer que se quedara callada, pero esta, cayó al suelo golpeándose la cabeza, ella no podía sostenerse bien, pues se apoyaba en su viejo bastón, con el que muchas veces me golpeó en la espalda, sin poder responder, pues, no quería faltarle el respeto. 

Me acerqué hacia ella para saber si estaba viva, mas no tenía reacción y no respiraba, entonces, salí de su casa en plena madrugada para evitar que nadie se enterase de lo sucedido y que así no fuera culpable de aquel infortunio. Llegué a mi casa y sentía ruidos extraños en ella, veía a mi suegra como si fueran sombras que corrían al rededor de mi casa, incluso esas sombras, se asomaban por la puerta y la ventana. Me metí a la cama mientras me cubría el rostro con las sábanas para no ver aquellas sombras, tal vez había enloquecido, o quizá la culpa me consumía.

Cuando desperté, era muy tarde, casi las 3pm, mi esposo había llegado a casa, pero este tenía un rostro de preocupación y pesar, entonces le pregunté qué había sucedido, mientras este, rompió en llanto y me abrazó muy fuerte para decirme que su madre había muerto. La verdad es que, tuve que hacerme la sorprendida, incluso, él me dijo que la encontró tirada en le suelo cuando despertó, e inmediatamente llamó a la policía. Ellos revisaron toda la casa, mas no encontraron pruebas de que alguien más ingresó, incluso, quisieron culpar a mi esposo de aquel siniestro, por los cual, le hicieron algunas pruebas médicas, pues él mencionó que estaba profundamente dormido en la casa de su madre y que siempre que la visitaba terminaba quedándose en ese estado hasta el día siguiente. Al realizarse las pruebas, los médicos encontraron que tenía un medicamento en su sangre, el cual se ingería y que era proporcionado por su madre, de esta forma, esta mujer perversa, se aseguraba que mi esposo me dejara sola. 

Por lo sucedido, fue que no realizaron una investigación exhaustiva, pues era notorio que esa mujer tenía malas intenciones, que posiblemente por un descuido había caído y muerto. 

Pasaron algunas semanas y el abogado nos visitó, este nos dijo que mi suegra le había heredado a su hijo, es decir a mi esposo, su casa de cuatro pisos, que era donde vivió hasta hace poco. Mi esposo, pensó que sería bueno que nos mudásemos allá, pues la casa donde vivíamos, era alquilada y eso perjudicaba nuestros ingresos, entonces acepté, con la condición, de que ese dinero serviría para hacerme un tratamiento de fertilidad y así tener un bebé que ambos deseábamos con ansias.

Nos mudamos e instalamos en el tercer piso, pues en el cuarto piso había ocurrido el siniestro de la muerte de mi suegra y todas sus cosas estaban ahí, incluso, pensamos en limpiar el espacio y deshacernos de sus cosas para alquilar en recinto, pues ya estaban alquilados el primer y segundo piso. Pero algo extraño sucedía por las noches, pues al recostarnos para dormir,exactamente en la madrugada, alguien caminaba en el cuarto piso arrastrando un bastón y lo golpeaba contra el suelo, impidiendo que pudiéramos dormir en paz. Mi esposo decía que eran los muebles viejos de su mamá que rechinaban por la noche. Sinceramente, se sentían como pasos cansados, es decir, como los pasos de mi suegra, que incluso después de muerta, no dejaba de molestarnos. Pasaron algunos días y el ruido se sentía más fuerte, así que mi esposo se armó de valor y subió al cuarto piso a ver lo que ocurría, pero, no percibía nada extraño, por lo que pensó que las tuberías estaban dañadas, o que incluso las ratas hacían ese sonido perturbador. 

Muchas noches nos desvelamos juntos, pues, ese ruido no dejaba de existir, hasta llamé a un sacerdote para que pudiera bendecir el lugar y nos deshicimos de todas las cosas que habían en ese piso. Después de ello, los ruidos continuaron, aún así logré tener un bebé, pero este también lloraba por las noches al escuchar el ruido y nada parecía calmarlo. 

Fue tanta mi desesperación, que un día cuando mi esposo se fue de viaje, compré en el mercado imágenes de santos, vírgenes, incluso rosarios y cruces de madera, las cuáles puse en el cuarto piso alrededor de velas blancas, ingresé por la noche cuando los ruidos iniciaron y pude ver la sombra de mi suegra que se arrastraba con dificultad jalando su bastón. Mi cuerpo sentía mucho miedo y frío al ver esa escena, pero no podía dejar que perjudicara mi vida, así que tomé un chicote y empecé a azotarlo por el suelo, mientras le decía al espíritu de mi suegra que saliera de esa casa << ¡Te ordeno que te vayas y nos dejes en paz, alma inmunda! >> repetía muchas veces, incluso rezaba para obligar a salir a aquella alma, hice todo mi esfuerzo y cuando me sentí muy cansada, caí al suelo para recostarme, mientras veía como aquella mujer que tanto me odió, salía jalando su bastón por aquella puerta para no volver jamás.

Mientras eso sucedía, escuchaba a lo lejos el llanto de miedo de mi bebé...




HISTORIA CORTA VIII

 

HISTORIA CORTA VII

 

miércoles, 17 de junio de 2020

"Amistades insanas"

No recuerdo la última vez que estuve enferma, solo sé que mi madre siempre me cuidaba, ella hacía que me sienta un poco mejor, pues sufro crisis nerviosas al sentir que me duele el cuerpo por la fiebre o la garganta, me asusta mucho pensar que pueda estar enferma.

Trato de cuidarme mucho y me alimento sano y balanceado, realizo rutinas diarias de ejercicios, sea el día que sea, incluso en mi cumpleaños, no fumo, no bebo alcohol; pero sobretodo, trato de cuidar mi estado de ánimo, por lo cual, siempre mantengo mi mente ocupada. Estudio teatro y me gusta improvisar, mi reto personal es imitar a las personas que tienen demencia o esquizofrenia, ya que, nunca he logrado hacerlo a la perfección. Algunas de mis amistades me dicen que el día que lo logre habré llegado a la cúspide de mi profesión, pero también a la completa locura, sin embargo, eso es casi imposible pues como les conté, llevo una vida sana y sin problemas.

Es invierno y ya no podré ir a estudiar por el momento, pues nuestro país atraviesa una de sus peores crisis debido a una pandemia, y como ya les mencioné tengo temor a las enfermedades, debido a eso  prefiero evitar salir; llevó en casa aislada con mi familia al rededor de 90 días, ya no sé como se siente estar afuera, cómo está la congestión vehicular o el olor del césped recién cortado de los parques. Solo sé que intento llevar mis clases de teatro de forma virtual, pero la sensación es distinta, pues no tengo a mis compañeros de ejemplo para saber si hago bien mi desempeño como actriz. Un día mientras dormía, recuerdo que dejé la ventana de mi habitación junta y al despertar sentí que algo me molestaba en el oído, como una especie de picazón y fue entonces que use un hisopo para remover aquello que me molestaba...

Sentí que aquel hisopo empujaba algo a lo profundo de mi oído derecho así que lo retiré, al hacerlo el oído quedó tapado por completo, ¡¡¡no podía oír!!! así que le pedí ayuda a mi madre para que vea si tenía algo dentro del oído, pero ella decía que no había nada. Aquel día realicé mucho ejercicio pensando que tal vez, eso me ayudaría a destapar mi oído, pero nada funcionaba.

Pasaban los días, así que me acostumbré a mi nuevo estilo de vida, a solo oír por un lado; mi familia no le prestaba importancia a mi oído tapado, fue entonces que decidí salir y comprar algo en la farmacia que me pudiese ayudar. La farmacéutica es mi amiga y además es enfermera de profesión, así que me revisó el oído y me recetó algunas gotas para ponérmelas durante las noches antes dormir. Había pasado un mes con esta sordera parcial que quería intentar mil formas de volver a oír como antes; aquella noche me preparé para echarme aquellas gotas dentro del oído, al hacerlo, sentí una comezón interna que me causó escalofríos, en esos momentos, lo creí algo normal y me recosté del lado opuesto, sin embargo, escuché con el otro oído un ruido fuerte, como si algo se hubiese caído dentro de mi habitación, intenté levantarme e iluminar con la linterna de mi celular todo el espacio, pero no encontré nada inusual, así que me recosté nuevamente, pero cada vez los ruidos se hacían más intensos y empecé a sentir temor, me cubrí por completo el rostro para no pensar en aquello. En algún momento el ruido terminó, para más tarde, oír a dos personas discutir, como si estuviesen dentro de mi cabeza, no podía creer lo que pasaba, me levanté de la cama y encendí la luz para observar al rededor de mi habitación pero no veía nada distinto, cada vez la discusión entre esas dos personas era más fuerte y se oía claramente como se lanzaban cosas. Sentí que había enloquecido o que tal vez me había vuelto esquizofrénica, mi cuerpo se estremecía y temblaba por el miedo, sentí que mi presión disminuía, y grité lo más fuerte que pude. 

Mi madre me encontró desmayada por un colapso nervioso que había sufrido, era de madrugada y ella no sabía que hacer, mucho menos en la situación que nuestro país atravesaba, no podía llevarme al hospital, así que me acompañó el resto de la noche hasta que despertase al día siguiente. Cuando me levanté, ya no oía las voces extrañas pero seguía sin poder escuchar del lado derecho de mi oído, fui a la farmacia para hacer el reclamo a mi amiga (la farmacéutica), pero ella se burló de mí y me dijo: - ¿De verdad estas enferma? ve a un psiquiatra, ahora ¿quién es la delicada y enfermiza?, pues ya no soy yo, sino tú, ya no somos amigas así que aléjate -  

Me parecieron extrañas sus actitudes y la frialdad de sus palabras, así que decidí regresar a casa sumida en una depresión, por no encontrar solución a mi problema, viendo como de ser una persona feliz y saludable me convertía en una cosa inservible y enferma, un completo estorbo para la sociedad, una discapacitada mental. Como todo en la vida se hace un hábito, con el transcurrir de las semanas esa molestia se hizo parte de mi vida, pues, desde aquel suceso, todas las noches pasa lo mismo, debido a eso, ya no puedo dormir, así que a veces opto por tomar somníferos o tranquilizantes, nadie quiere acercarse a mi, piensan que estoy loca o que tengo una enfermedad mental. Eso, solo puede saberlo aquella farmacéutica, a la que llamé en algún momento mi amiga y que ahora debe estar retorciéndose de felicidad, pues logró vengarse por todo el bullying que le hice en la escuela por su salud deteriorada. Aquella mujer que tenía un rencor hacía mi que nunca pude percibir, la cual creo que me realizó un hechizo o un daño para quedar en este estado, pues su familia tiene conocimiento de aquellas prácticas malignas y que me destrozó el tímpano con las gotas que me recetó, dejándome sorda para siempre...






"EL BASTÓN"

Debo confesar que mi enamorado de la infancia es mi primer y único amor, cuando éramos pequeños, nadie apostaba porque estaríamos juntos par...