miércoles, 29 de abril de 2020

LA TRISTEZA Y LA MUERTE

Mi vida siempre ha sido difícil, desde que era pequeña sentía soledad y la pobreza rondaba mi hogar para dejarnos hambre, miseria, enfermedad y mucha tristeza. Y no es cierto que por ser provincianas somos tristes, que esas canciones que inventan los "criollitos" sobre el indio o indígena sean reales. Al menos yo no deseo que me tengan lástima, porque puedo ser muy fuerte y no depender de nadie. 

Nací en el valle sagrado, todos los que conocen este lugar, saben que Cuzco tiene mucha energía que se desprende desde lo más profundo de la tierra, un lugar lleno de historia pero también de riquezas alimenticias y mucha tranquilidad. Mi madre era muy joven cuando me tuvo y solo sobrevivió algunos años, pues éramos las dos solas en el mundo y ella trataba todos los días de conseguir algo para comer, ayudando en la limpieza de las casas. Nunca nos falto alimento, pero ella sabía sobre su funesto destino, es entonces que me dio un sabio consejo; me dijo que ante todo debía ser fuerte y no llorar si algo malo ocurría, que una persona e incluso los animales podía morir de tristeza si se dejaban vencer en la vida, ella no quería que eso me sucediera. 



Pasaron los años y en mi cumpleaños número nueve, mi madre me llevó a una iglesia y me presentó a un sacerdote, me dijo que si en algún momento ella no estuviese a mi lado, debía buscarlo a él, que esa persona que parecía buena, se haría cargo de mi y que me ayudaría a estudiar para ser profesional, que ese era su sueño y que tal vez no podría verme cumplirlo. En esos momentos sospeché que algo andaba mal, que tal vez eran pocos los días que gozaría de la presencia de mi madre. Una noche, hacía mucho frío, así que nos recostamos a dormir muy juntas, pues compartíamos solo una cama; mi madre me contó una historia en la cual me mencionó que mi padre era una persona muy influyente y con mucho dinero, que la familia de él no estaba de acuerdo con la relación que tenía con mi madre y por eso, nunca lo pude conocer, pero lo que sí me dejó, fue su pomposo apellido, como si eso fuera a servirme de algo o salvar a mi madre de su enfermedad. Esa noche ambas lloramos recordando a mi padre, que tal vez, pudo darnos una vida mejor y evitar así nuestra pobreza.

Desperté con mucha hambre al día siguiente, pero mi madre no lo hizo más, tenía una enfermedad extraña, que como ella decía, se agravaba cuando sufría por los recuerdos y por la vida que no pudo darme, ella había muerto sufriendo por aquel amor que no logró ser; murió de tristeza. Mi mentalidad infantil no podía creer que eso fuera real, pero decidí cumplir con la promesa que le hice de ir a ver al sacerdote y pedirle la ayuda, que él a su vez, le prometió a mi madre en vida. Me despedí del cuerpo de mi madre con un beso en la frente y fui en busca del hombre amable sin saber lo que podría ocurrir más adelante...

Ha pasado algún tiempo, pero aún sueño con mi madre, que me habla, que me abraza y me dice que sea fuerte; cuando despierto soy consciente de que los sueños no son reales. Aquí en la iglesia, no me falta alimento, tampoco vestido, realizo labores de limpieza y estoy atenta en las misas, pero siento que no es suficiente, que mi madre no estaría feliz de saber que no estoy yendo a la escuela y es lo que amablemente le comento al padre a modo de sugerencia, él me dice que muy pronto estaré estudiando con otros niños, pero que antes realizaremos un viaje.

Así llegamos a otra ciudad, viajamos en tren, puedo notar que el padre es un hombre bueno y generoso, él quiere que sea monja porque en aquí, las monjas son las personas más educadas, saben leer y escribir, cocinan, y son consideradas de una buena clase social. Pero al contrario de lo que piensa el padre, no considero que ese sea mi destino, ni mi vocación. Al llegar veo una casa grande rodeada de tierras, parece una hacienda y cuando más nos aproximamos aparecen dos niños y una mujer que sale corriendo a abrazar al padre, le da un beso, es su pareja en secreto.

 Permanecemos en la casa algunos días y el padre le dice a su mujer que debe enviarme a estudiar con sus hijos, la mujer, acepta y le dice que en esa casa seré una hijas más para ella; pero eso no fue del nada cierto, pues a los días siguientes que el padre se fue y me dejó en aquella casa, la mujer, me retuvo como su empleada, sin un sueldo más que un plato de comida y sin educación. Es así que crecí con un rencor muy grande en mi ser, al ver como sus hijos iban a la escuela y yo solo recibía maltratos de parte de esa mujer y muchas veces me dejaba sin comer. Cuando cumplí una edad determinada y aprendí algunos oficios dentro de la misma casa, decidí escapar, pues ya era mayor de edad y nadie podría retenerme a la fuerza. De aquel sacerdote no quise saber más, tampoco de su familia secreta, pues en el pueblo él era una figura intachable y perfecta que al ser tan amable, las personas no creerían lo que de él les comentaría. 

Entonces, decidí dejar el pasado y viajar al interior de la ciudad con algún dinero que tomé de aquella mujer explotadora y conseguí trabajar en un mercado, vendiendo frutas. Sentía que lo peor ya había pasado, para iniciar una nueva vida y ser feliz, como tanto lo había anhelado mi madre aunque no tuviese educación alguna, pues, en el mercado me enseñaron a contar dinero y era especialista en ello así como en las ventas. 

La vida cuenta con ciertas etapas, algunas de las cuales no podemos dejar pasar, había vivido encerrada en esas casa tanto tiempo que no había podido hacer amigos, ni conocer las calles de mi ciudad; por los azahares de la vida llegó a mi, aunque tardíamente una etapa de la cual no me arrepiento pero que me causó mucho dolor: me enamoré. Conocí a ese hombre porque trabajaba en la empresa de ferrocarriles que transitaban por la ciudad y cuando arribaba en el pueblo donde trabajaba, él paseaba por el mercado para comprar algunas frutas, ahí fue cuando lo conocí. Era un hombre importante por su vestimenta, no parecía de clase baja, al contrarío, su familia tenía muchas tierras; además por su estatura, era imponente pero a la vez amable, siempre me contaba de sus viajes y me prometía matrimonio, una familia feliz, además, que dejaría de trabajar en el mercado.

Me hizo muchas promesas, que no dude en creerle, pero con el ejemplo de mi madre, decidí tomarme un tiempo para pensar en las decisiones que tomaría, finalmente me casé y él me compró una casa en la que no solo estaríamos los dos, sino el bebé que pronto llegaría a nuestras vidas. 

Los días eran hermosos nuevamente, recordaba mi infancia, aunque la familia de él no estaba de acuerdo con nuestro matrimonio, pero me sentía feliz porque ese hombre me apoyaba e incluso nos proveía de todo lo necesario para vivir bien. Nació nuestra primera hija y todo era felicidad, aunque mi esposo viajaba por trabajo, pero siempre que podía nos visitaba y me dejaba mucho dinero para los gastos de la casa y de nuestra hija. Pronto vino el segundo embarazo cuando mi niña tenía cuatro años; mi esposo, no quería que me enfermara, así que contrató a una empleada para que me ayudara con la casa, incluso con mi hija. Y así fue, nos hicimos muy amigas y le conté todo sobre mi vida, ella al parecer era muy buena, pude dar a luz sin complicaciones y tuve un hijo varón. 

Aunque ya no necesitaba su apoyo, la empleada aun continuaba en mi casa apoyándome con las labores del hogar, mientras mi hija ya empezaba a asistir a la escuela y mi hijo aprendía a caminar. Mi esposo decidió entonces permanecer más tiempo en la casa por lo que renunció a su trabajo y compró algunos terrenos en la ciudad que pronto se convirtieron en hospedajes, de eso viviríamos ahora, sería nuestro negocio familiar. Nos encontrábamos felices y en familia, que sentía que había cumplido con la promesa que le hice a mi madre, de ser fuerte y salir adelante, pronto se sumó a la familia una mascota, un pequeño perrito que quería tanto y mis hijos también. 

La estación estaba cambiando y con ella se avecinaba algo nuevo en mi vida, ya que, al regresar un día a mi casa con mis hijos del colegio, encontré a mi esposo en la misma cama que mi empleada, quien decía ser mi mejor amiga. Mi mundo se vino abajo, pero prometí no sufrir y ser fuerte...

Qué podría hacer, sino decirle a ambos desgraciados, que se fueran de mi casa, me sentía herida y traicionada; pero no podía mostrar dolor alguno, pues mis hijos lo notarían, no quiero que ellos sufran porque no se merecen vivir así, pero debo ser fuerte y seguir adelante por ellos. Pero no podía hacer nada para cambiar la situación, no soy mujer de tolerar las mentiras y tampoco soy dependiente de alguien para vivir, sé trabajar y estoy segura que nada les faltará a mis hijos, seré padre y madre para ellos.



Mi esposo se fue y lamentablemente mis hijos notaron su ausencia, sin embargo, el más afectado fue mi último hijito que pronto se enfermó y dejó de comer. Tenía una intensa fiebre y dolores en todo el cuerpo, lo llevé al médico pero me dijo que era solo una fiebre alta, solo le ponía compresas de agua fría y alcohol. Algo en mi interior me decía que era la enfermedad de mi madre y no sabía como detener a la muerte, pues amaba a mi pequeño Manuel y no quería perderlo. Un día, mi pequeño ya no despertó, por más que lo tuve entre mis brazos brindándole todo mi amor y fortaleza, él había muerto; sentía tanto dolor que no me dejaba respirar, pero también sentía rabia, pues por la culpa de su padre mi hijo había muerto, por su abandono y falta de amor. Mi familia se destruía poco a poco, esto parecía una maldición y sentía por momentos que quería morir con ella, pero al ver el rostro de mi hija tomaba coraje para enfrentar todo lo que se vendría, ya que, como en todo pueblo, los rumores de la muerte de mi hijo llegaron a la familia de mi esposo y pronto regresó a nuestra casa, pero no para quedarse, sino para culparme de la muerte de mi hijo e intentar golpearme. No logró hacerlo pues su hija que aun seguía viva, lo observaba pero ya no lo quería como antes; él me pidió el divorcio, porque se casaría con esa mujer con la que me había engañado, además me mencionó que no me enviaría más dinero por ser una madre irresponsable, que merecía pagar por la muerte de nuestro hijo.

Cuando me siento sin fuerzas pienso en mi madre y en su muerte, eso me da valor para enfrentar todo lo que vendrá, además mi hija merece que viva para ella, para que no pase lo mismo que yo, cuando perdí a mi madre. La tristeza es una enfermedad que deteriora el organismo y poco a poco te deja débil hasta que un día tu corazón se apaga, es como si vivieras con un dolor inmenso en tu ser y que ningún medicamento puede curar, como si te condenaras  a  muerte.

Y las tragedias siguieron llegando, pues mi esposo quería llevarse a mi hija, que era lo único que me quedaba, hasta que llegó el terremoto de 1950 que sacudió Cuzco, y me quedé sin hogar y por tanto tendría que volver a trabajar en el mercado, así escapé con mi hija de ese lugar, dejando recuerdos atrás, de felicidad, de familia, de mi hijo, de un esposo bueno y la mascota que tanto amaba que nos siguió por todo el camino, pero que tuvimos que dejarlo porque no podíamos mantenerlo y que, con el tiempo, murió de tristeza...




sábado, 25 de abril de 2020

Luces en el cielo

*Esta historia esta basada en sucesos reales, le ocurrió a un pariente cercano del amigo de un suscriptor de mi blog. Él, me envió la historia ayer y he tratado de redactarla lo más parecido posible.



El día es hoy es igual a los otros, nada nuevo sucede aquí. En este pueblo siento que soy una mujer más que esta destinada a tener una familia, hijos, dedicarme a los quehaceres y no como otras señoritas de gran abolengo y estirpe social. Si quieres saber más de mí te contaré que mi nombre es Justina y vivo en un pueblo que muchos denominan como atrasado, pero que pertenece al departamento de Huancavelica, aquí todos realizamos tareas del campo como si fuera parte de nuestro día a día, en las mañanas los hombres salen a realizar actividades agrícolas y las mujeres nos encargamos del ganado, de los quehaceres del hogar e incluso a veces apoyamos en las actividades agrícolas. He vivido siempre aquí y creo que ya tengo edad para casarme, pero aun no deseo hacerlo aunque mis padres quieren obligarme, pues siento que no nací para esto, sino, para cosas mejores, quiero conocer el mundo y territorios inexplorados, quisiera también conocer Lima, la capital, dicen que hay muchas oportunidades para poder trabajar y ser independiente, ese sería mi sueño.

A veces despierto con muchas ilusiones, pero las siento lejanas pues estoy acostumbrada al campo y a la vida tranquila del pueblo, aquí todos nos conocemos y nada malo nos puede pasar, es como si una fuerza nos cubriera para hacernos sentir seguros.

El pueblo de Justina, es un pueblo de los andes peruanos, en el cual se realizan pequeñas fiestas y costumbres propias del mismo pueblo, en donde todas las mujeres tienen el mismo destino que es casarse, forma una familia y tener hijos; sin desmerecer las actividades agricolas y el atraso técnologico al que estan sujetos. Muchas creencias surgen entonces parte del inconciente de la población, por las noches oscuras que son parte de los andes, se pueden observar en el cielo pequeñas luces moverse, muchos pobladores aseguran que esas luces bajan al pueblo a desaparecer personas.

Hoy no será un día como otros, pues se realizará una fiesta en el pueblo y todos estamos colaborando con las actividades, en mi caso, estoy encargada de realizar los adornos con flores, pues es lo que más me gusta hacer, el único problema es conseguirlas pues para ello debo distanciarme un poco del pueblo, ya que esas flores coloridas no crecen por aquí cerca. Felizmente esto ocurre una vez al año, porque si me alejará muchas veces siento que desaparecería, pues eso dicen en el pueblo, que esas luces que están en el cielo se llevan a las personas y tal vez ya no regresen nunca a casa, aunque a veces pienso que son solo rumores pues nunca le ha ocurrido eso a alguien en el pueblo, sino, nos habríamos enterado. Es por eso que cuando me alejo de casa mi madre se preocupa mucho y siempre me recuerda que debo estar atenta a todo lo que me rodea allá afuera y que si escucho ruidos sabiendo que no hay nadie más a mi alrededor, que no les haga caso, porque si los sigo, podrían ser las luces que me quieren llevar. Y es que existen seres extraños como demonios que toman forma humana o de animales, duendes que habitan debajo de algunos puentes o lugares alejados, mukis que pueden darnos suerte y dinero, también los condenados que son almas que murieron de forma trágica y que no tienen nada más que hacer que asustar a los caminantes. 



Así Justina, una mujer fuerte y decidida, camino tanto que no podría contar la inmensidad de sus pasos ni determinar el cansancio de su joven cuerpo. Lo que si podría decir, es que era una mujer excepcional, tal vez ella no ha mencionado sus cualidades pero todos los que la conocen saben que no es una simple mujer más, pues tiene un carácter fuerte y mucha destreza para realizar los trabajos que también hacen los hombres, no tiene muchas amigas porque consideran que lo que ella hace no es parte del quehacer femenino, porque además de ello, le gusta leer y sabe escribir. Le encanta aprender y además cantar cuando sale al campo, esto le ayuda a darse ánimos y fortaleza frente a la intemperie y todos aquellos peligros que pudieran haber en el campo. En el pueblo se menciona que de noche aparecen luces en el cielo, algunos piensan que son las divinidades que quieren bajar a la tierra para acercarse a los humanos, otros, piensan que son seres del más allá considerados de otro planeta. Mencionan además, que esos seres toman formas humanas y que se encuentran entre nosotros, que quieren conocernos o estudiarnos para poder más adelante formar parte de nuestro mundo o desaparecernos por tener una inteligencia más desarrollada que nosotros. 

En el pueblo parece que se congelara el tiempo, pues no se dan cuenta que Justina ha desaparecido y no vuelve a casa; su padre no ha notado su ausencia pues tal vez cree que se entretuvo conversando con alguien en el camino. Al pasar dos días, los padres de Justina se encuentran preocupados y empiezan a preguntar a todos los del pueblo si han visto a su hija, se encuentran desesperados y emprenden un viaje hacia lo desconocido del campo acompañados de otros vecinos curiosos, pero no encuentran ni un rastro, ni si quiera un lazo de los cabellos de Justina, es como si la tierra se la hubiese tragado. Los pobladores empiezan a especular que Justina ha sido secuestrada por las luces del cielo, aunque no era de noche, e intentan investigar si alguien pudo verla desaparecer o sabe sobre su paradero. Por el contrario, su padre piensa que ella ha escapado, pues su sueño era salir del pueblo y evitar así el destino de todas la mujeres, el matrimonio.

Así transcurre en el pueblo una semana y mientras la madre de la ya olvidada Justina, se encuentra en cama enferma de tristeza por la pérdida de su hija, su esposo, se encuentra en el campo, como si nada hubiese pasado. De pronto cerca de la casa se escucha el sonido de un caminar cansado, pero ahora confuso, pues es Justina que ha vuelto a casa sin saber cómo llegó allá. Su madre, al verla queda atónita y solo atina a abrazar a su hija. Por la noche el padre conversa con la madre de la confusa Justina, quien se encuentra recostada en cama con la mirada perdida, no articuló ni una sola palabra desde su llegada y si quiera sintió hambre ni frío; se encuentra viva, pero es como si no lo estuviera.

Han pasado 60 años desde entonces y ella aun no recuerda que es lo que en realidad pasó, cuando le preguntan sobre el suceso de su desaparición dice que se sentía muy cansada después de caminar tanto, cuando se agachó a arrancar las flores y sintió una fuerte luz que le alumbraba, cuando alzó la cabeza para ver de donde venía la luz, sintió que se asfixiaba y se desmayó. Luego de eso no recuerda más, pero menciona que luego de que regresó a su casa se sentía cansada y sin energías por un buen tiempo. Pasó el tiempo, se casó, tuvo hijos, y estos se hicieron adultos que no vieron futuro en ese pueblo, entonces migraron a Lima y formaron sus familias.

A pesar que el tiempo transcurrió, los habitantes del pueblo de Justina aseguran que ella ha desaparecido otras 2 veces más y que cada vez que ha regresado al pueblo no recuerda nada sobre ese suceso, pero pasan semanas y luego ella se recupera para ser la misma mujer que sigue adelante con la vida que le tocó.

Solo me preocupan mi familia, felizmente mis  hijos y nietos se encuentran en Lima, pronto estaré allá para evitar que la luz me haga desaparecer. Nunca quise creer en las habladurías del pueblo sobre las luces del cielo, tal vez, aún no creería en ello a la edad que tengo, si todas las noches al dormir no sintiera que alguien me está vigilando...




viernes, 24 de abril de 2020

LA PERSECUCIÓN

"Quien no tiene más que un momento que vivir, no tiene ya nada que disimular"
                                                                                        (frase propia del autor)



Encontrábame en un rincón sentado y tenía la mirada perdida, además había un silencio sepulcral en toda la casa, tanto así que podía sentir el correr de la sangre por mis venas, frente a mí, se hallaba el cuerpo de mi madre, todo desangrado con la cabeza rota como si estuviese partida en dos.

Todos creen que soy culpable del asesinato, piensan que no estoy bien mentalmente, que estoy desequilibrado, pero ¿qué pienso yo?, solo sé que no estoy loco, solo soy un tipo nervioso, extremadamente diría yo, pero ¿loco?, loco no estoy.

Me llevaron a un hospital psiquiátrico, del cual pude escapar debido a mi inteligencia y sutileza; sin embargo, sentía muchas voces de personas que me seguían por todo el camino y que me culpaban por la muerte de mi madre. Siento tanto dolor y desesperación por no saber que hacer y como continuar con mi vida después de este suceso, ya que, nadie cree en mí y me persiguen como si fuera un monstruo, solo tengo una salida a todo esto...

He corrido demasiado que ya no siento mis piernas, a lo lejos veo un acantilado y acabo de tomar la decisión de suicidarme, pues, todos me culpan por algo que no cometí, ¿quieren saber que pasó?, pues entonces les contaré esta historia que tanto me aturde.

Eran los años 1920 y vivíamos en una casa de cimientos viejos, toda rústica, que nos había constado el esfuerzo de hacer algunas refacciones y sobretodo limpiarla, los vecinos que vivían en los alrededores decían que ese terreno donde se había edificado la casa, era inservible, es decir, que a pesar de poseer un gran espacio, incluso, para realizar plantaciones, era tierra infértil, porque antes de que se hubiese poblado ese espacio, habían ocurrido muchas tragedias, entre ellas, una guerra civil y que las personas que murieron habían sido enterradas por toda esa zona, incluyendo, toda el área donde los vecinos habían construido sus casas. Sin embargo, pese a las habladurías, no les prestamos importancia y la casa se adornó y pintó, a pesar de ello, tenía una esencia mística, que causaba cierto miedo a los desconocidos o visitantes que llegaban a casa.

Cuando cumplí los 17 años, mi padre se enfermó, no tenía mucho acercamiento hacia él así que no le tomé mucha importancia al asunto, solo recuerdo que el doctor que lo atendió, decía que él se encontraba sano, solo que tenía una fuerte depresión ocasionado por su falta de empleo, desde entonces, siempre permanecía en casa, recuerdo, que mi padre siempre estaba en un pequeño salón de la casa, solitario y a oscuras, no dejaba que nadie ingresara a su pequeño espacio. sin embargo, esta situación no sucedía año anteriores cuando aun no vivíamos en aquella casa.

Esa misma noche que el doctor atendió a mi padre, mi madre decidió dormir conmigo, decía que mi padre necesitaba espacio en la habitación para descansar bien, que, a veces no la dejaba dormir porque hablaba incoherencias cuando estaba sonámbulo y eso, de alguna forma, la asustaba.

Pasaron algunas semanas y mi madre seguía durmiendo conmigo en mi habitación, pero, los últimos días la situación había empeorado, ya que, todas las noches mi madre rompía en llanto y rezaba, aun no entiendo porqué lo hacía, mas, eso la tranquilizaba y le ayudaba a dormir; sobre mi padre, no había mejoras, al contrario, ya no solo hablaba dormido como aseguraba mi madre, sino que, gritaba por las noches y se daba de cabezazos en las paredes, nadie entendía porque lo hacía, pero, al parecer había enloquecido. Una de las tantas noches sentí un ruido fuerte que me despertó, me levanté para averiguar que era, mi madre se encontraba dormida, así que, decidí no despertarla. Revisé toda la casa y no encontré nada inusual, así que pensé que el ruido venía del cuarto de mi padre y me acerqué a ver, subí las escaleras despacio para que no me escuchara llegar y abrí la puerta para introducirme en la oscuridad de su habitación, cuando repentinamente, pude observar a lo lejos que muy cerca a la cama de mi padre, habían tres personas de pie que lo estaban observando, él se encontraba dormido sin dar señales de vida. Todo esto, me causó tanta intriga, pues no había oído llegar a nadie durante la noche, entonces, me acerqué para interrogar a estos extraños visitantes, ya que, por la oscuridad solo se veían como sombras.

Me acerqué sigilosamente y cuando me di cuenta ya habían desaparecido, entonces, toqué el rostro de mi padre y se encontraba gélido, por un momento pensé que había muerto, e inmediatamente, me recosté sobre su pecho para lograr oír los latido de su corazón, pese a lo sucedido, por alguna razón inusual, él seguía vivo, alcé la cabeza y esas personas volvieron a aparecer, pero esta vez, hablaban en una lengua extraña que no logré entender, un frío invadía mi ser sin tener explicación alguna, por lo que quedé petrificado. 

Logre salir del trance y grité con todas mis fuerzas:¡salgan de aquí!, ¡aléjense! sentía que por cada grito que daba me quedaba débil y respiraba con dificultad, tanto así, que caí al suelo, mientras, una voz macabra me decía al oído que se llevaría a mi padre y que también vendrían por mi alma, que todo estaba dado y no había solución aunque quisiera escapar, pues, todo aquel que viviera en esa casa moriría en ella; acto seguido, me desmayé, pues, no recuerdo nada más.

Cuando desperté, ya había amanecido y me encontraba en el suelo de la habitación de mi padre, sentí unos pasos llegar, me sentía tan débil para levantarme que solo sentí miedo sin poder hacer nada. Mi madre, había ingresado a la habitación, pues tenía que dejarle el desayuno y medicinas a mi padre,  ella, se sorprendió mucho al verme recostado en el suelo, e intentó levantarme entre sus brazos con todas sus fuerzas para llevarme a rastras hacia mi habitación. Cuando llegamos, me abrazó fuertemente como si se tratara de una despedida, me dijo entre susurros que no regresara a esa habitación, así escuchara ruidos extraños, pues, podría escuchar algunas voces y que ellas podrían perturbarme destruyendo mi vida, mi futuro, el cual, sería funesto como el de mi padre. 

Pasaron algunas semanas más escuchando los ruido y golpes que daba mi padre en las paredes de su habitación, hasta que, un día lluvioso, los golpes terminaron y un silencio invadió mi hogar, mi padre, había muerto. No se supo qué sucedió, solo lo encontramos recostado en su cama con el cuerpo helado y algunos rasguños en la piel. Mi madre sufrió algunos días pero su recuperación fue rápida luego de recibir la maravillosa visita de mi prima Virginia, ¡qué hermosa mujer! era perfecta para formar una familia.

Ella, tenía los cabellos ondulados color castaño, una sonrisa perfecta y los ojos brillantes que daban a conocer la alegría de su alma; ella, sabía hacer todos los quehaceres, además, era muy culta y refinada. Su madre, quien había sido una gran hacendada, siempre nos apoyaba económicamente y en esta ocasión, habían enviado a Virginia para traernos dinero, además de ser soporte emocional para nuestra familia. Mi madre, decía que mi prima era la candidata perfecta para ser mi esposa, mientras mi mente flotaba de amor cada vez que la oía cantar y saltar de alegría por toda la casa, ella era perfecta a pesar de tener 15 años. 

Virginia ayudaba a mamá en la casa, en todos los quehaceres, también, se le ocurrió que podría dedicarse a fertilizar las tierras que rodeaban la casa para realizar un jardín y plantaciones de algunos frutos, a eso se dedicó como forma de pasatiempo todas las tardes acompañada de mi madre. 

Pasaron dos años rápidamente, viviendo en la tranquilidad, solo que de vez en cuando, por las noches, escuchaba algunas voces que me hablaban al dormir, a pesar de ello, las ignoraba para no sentir que perdía la cordura, también, para no asustar a Virginia, porque quería hacerla mi esposa, y no sería coherente que su esposo escuchara voces nocturnas.

En algunos meses, Virginia cumplió 17 años, cuando repentinamente una tragedia sucedió; ella, se encontraba limpiando la casa y se había subido a una escalera para sacar las cortinas, pues, hacía el aseo como de costumbre, cuando, desde la habitación donde solía leer mi padre, apareció una sombra que fue tomando la apariencia de un hombre. Este, se acercó hasta la escalera en donde se encontraba suspendida Virginia, mientras, la miraba con ojos de fascinación; pude observar que sus manos se acercaban para empujar aquella escalera, entonces, corrí hacia aquel sujeto para alejarlo, sin embargo, caí al suelo y se escuchó un fuerte estruendo. Al voltear pude ver a Virginia tumbada en el suelo, con un charco de sangre alrededor de su cabeza, los ojos le temblaban y no podía moverse. Presa de la desesperación, atiné a tomarla en mis brazos por primera vez y sentí su frágil cuerpo como si se estuviese quebrando, la cargué entre lágrimas por temor a que se estuviese muriendo, luego, la recosté en su cama y le di un beso pidiéndole perdón por no haberla protegido.

Algunas semanas después del accidente, Virginia, se recuperó lentamente, caminaba con dificultad, aunque, no volvió a ser la misma de antes, ya no era alegre y risueña, por el contrario, no hablaba mucho y tenía una apariencia de seriedad en todo momento, como si la amargura la carcomiera por dentro, incluso, me miraba con cierto desprecio. En esos instantes, no entendía el porqué de su cambio, mas, su actitud, me hacía sentir culpable de lo sucedido. Una noche, me acerqué a su habitación para pedirle disculpas e implorarle su perdón, mi sorpresa fue grande cuando al encontrarme de pie junto a su puerta, escuché que conversaba con alguien, pensé, que estaba orando, hasta que escuché esas voces extrañas, que hace mucho tiempo se aparecieron en la habitación de mi padre, entonces, pude asociar todo ello con la situación de Virginia, por consiguiente, ella estaba siendo perturbada por las voces y tendría un destino fatal.

Pasaban los días y ella parecía consumirse por el miedo, además, de la angustia de sentir aquellas voces en la oscuridad de la noche y no poder contarnos sobre lo que le ocurría, a menudo la escuchaba discutir con mi madre, puesto que, se negaba a ingerir alimentos, solo pedía quedarse en su habitación en completa soledad, no deseaba que abrieran las cortinas, ni si quiera, los rayos del sol podían ingresar por su ventana, por lo que tomó una apariencia pálida y sin vida. Mi madre, que la quería tanto, no podía soportar verla así, es por eso, que un día, de forma impertinente, abrió todas las ventanas de la casa y puso flores en su habitación para animarla, no obstante, fue la peor decisión que pudo tomar y con suerte, la última de su vida. Virginia se levantó de la cama al ser perturbada por la luz que ingresaba por su ventana, esta, parecían quemarle todo el cuerpo y con una fuerza descomunal, empujó a mi madre contra la pared para propinarle muchos golpes en todo el cuerpo. Al oír los ruidos, corrí hacia su habitación, entonces, pude ver, cómo le lanzó un florero directamente hacia la cabeza de mi madre, fue tan fuerte el impacto, que, mi madre cayó de bruces desmayada en el suelo, con la cabeza ensangrentada. Virginia, al parecer volvió en sí, volteó para mirarme con esos hermosos ojos que ahora irradiaban tristeza, tomó mis manos, mientras, las lágrimas caían de su rostro y susurró muy despacio:  –¡ayúdame! – y con todas sus fuerzas me gritó que escapara de aquel recinto.

No se imaginan como se partía mi corazón al saber que ella no era la misma, en esos momentos de tragedia, me acerqué a ella e intenté abrazarla y decirle que estaría a su lado para siempre; confieso que hasta lloré, mientras, pensaba que ella reaccionaría para ser la misma de antes, sin embargo, me empujó fuertemente para salir corriendo de la casa. En esos momentos, sentí que toda mi vida se perdía, que se desvanecía como si fuera el viento; corrí detrás de ella y logré alcanzarla, para luego, terminar con su vida, pues, no concebía mi vida sin ella. Ese es mi más grande secreto y nadie puede saberlo. Además, no lo hice solo, fue por culpa de esas voces que me incitaron a realizar el acto cruel de matarla, por eso, no recuerdo cómo lo hice, solo tengo la certeza que ella, no vive más para contarlo.

Cuando regresé, me dio tanto miedo saber que mi madre estaba muerta, no sabía qué hacer. Las voces aparecían nuevamente para atormentarme, mientras, atinaba a mirar el cadáver de mi madre en silencio. Paso algún tiempo, cuando volví a entrar en razón y decidí escapar de la casa. 

Con los ruidos y gritos que se escucharon durante estos trágicos momentos, los vecinos habían informado a la policía, por lo cual, en mi intento de huir, ellos me detuvieron, e inspeccionaron la casa, para encontrar el cadáver de mi madre y culparme por su muerte. Todos los vecinos rodeaban mi casa con gran curiosidad y declararon que era un demente, que, incluso, antes había intentado asesinar a mi prima empujándola de la escalera, así fue como me declararon como un enfermo mental y llegué al hospital psiquiátrico. 

Ahora, moriré, antes que las voces vengan por mí. Desearía no haber vivido en esa casa para evitar tantas muertes, aunque, tal vez sea un demente y todo forme parte de mi imaginación, o quizá, ya no existo y soy una voz más, que vivirá dentro de esa casa por siempre. Salto a la muerte, también a un descanso eterno y a la felicidad que nos da la libertad. Siento el vierto recorrer todo mi cuerpo y la sangre circular cada vez más rápido, luego, siento dolor, pues, mi cuerpo acaba de golpear las rocas. 







jueves, 23 de abril de 2020

TOC - TOC

Hola, quería decirte que no puedo mantener este secreto oculto, sé que soy culpable de todo lo que esta sucediendo, mas, tú también lo eres porque me obligaste a comprar ese libro, me prometiste que lo guardarías o lo destruirías pero aun sigo esperando tu respuesta, deseo saber que decisión has tomado. Mis padres no creen lo que les digo, tampoco te conocen para reclamarte si es que me ocurriese algo o atentara contra mi vida, lo cierto es que necesito que me escuches y que volvamos a ser amigos para que me ayudes con este pesar que llevo y que me atormenta.


  • Vendedor: Hace tres  meses que llegaron a mi pequeña tienda, no sé cuantas cosas compraron, pero si recuerdo que les vendí un libro en particular que ellos eligieron.
  • Entrevistador:  ¿Qué libro era ese?
  • Vendedor: Un libro viejo que tenía la tapa apolillada, no le presté importancia al título pero le juro que leí unas cuantas páginas y no las entendí, pero ... ¿Qué tiene que ver ese libro con la desaparición de la joven?
  • Entrevistador: No se preocupe, solo estaba preguntando para saber lo que hizo la joven antes de desaparecer, según su madre, dice que era muy rebelde, tal vez, escapó de su casa con su enamorado o algo así. Trabajo en un canal y me enviaron a realizar un reportaje sobre la desaparición de esa mujer, bueno, si recuerda algo más, le dejaré mi número para que me llame.
No puedo creer que a pesar de rogarle, mi enamorado, el cual, obviamente no me ama, no quiere ayudarme, no tengo otra opción que enfrentar sola el problema. Tengo tanto temor de regresar a casa y dormir, siento que mi habitación me asfixia y sobretodo por ese ruido maldito que escucho y que siento que es parte de mi imaginación, solo yo puedo oírlo, es como si alguien tocara con su puño en mi ventana y no se detiene, es un TOC TOC, que me tiene agobiada, que no me deja vivir en paz. Si no hubiese comprado ese libro, tal vez la situación no sería la misma. Déjame contarte como sucedió todo esto, que no parece que fuera real, sin embargo, no deja de trastornarme lentamente.




Querido diario, tengo que decirte que estoy emocionada, también, algo asustada, pues, adquirí un libro a muy buen precio, que a pesar de estar muy sucio, lo estuve limpiando y ventilando porque tenía un olor a guardado, sin embargo, dentro de él, encontré 3 objetos en diferentes días, estos objetos son: una cucaracha seca y muerta, una aguja grande y oxidada, y finalmente la foto de una mujer. Esa foto en particular, es blanco y negro, en la parte de atrás, tiene un sello con una fecha del año 1975, la mujer de la foto es joven, aunque, tiene mirada severa, como si estuviera obligada a tomarse la foto. Esto es muy extraño, ya que, la primera vez que limpié el libro no tenía ningún objeto, es más, estuve leyéndolo pero no entendía mucho lo que decía, tenía imágenes extrañas y algunas palabras en latín, así que, lo guardé y no le di ninguna importancia; sin embargo, una semana después de adquirirlo, empezaron a suceder eventos extraños en mi casa, se cerraban las puertas sin que nadie lo hiciera; esto me llevó a mentirle a mi madre y decirle que era el viento. Luego, las siguientes semanas después de haber encontrado esos objetos, empiezo a pensar que el libro tiene algo maligno.

Cuando se cumplió el mes de tener el libro en mi casa inició ese sonido en mi ventana, como si alguien estuviera tocándola todos los viernes a las 11pm y la foto de la mujer que encontré en el libro y que volví a ponerla ahí, cambiaba de posición y de página cada vez que abría el libro, es como, si alguien la moviese de lugar. Lo cierto es que tengo miedo de deshacerme del libro, siento que me puede pasar algo malo y como mi enamorado no quiere ayudarme a desaparecerlo, lo haré sola, enterrándolo en un parque que se encuentra a 8 cuadras de mi casa. Estoy segura, que si le doy cristiana sepultura, me dejará vivir en paz el espectro de la mujer de esa foto, porque, estoy segura que es eso lo que me perturba.

  • Vecina: Todas las noches, subo al último piso de mi casa para recoger la ropa que he lavado, no salgo por las noches, pues, este es un barrio peligroso, además, mi casa se encuentra frente al parque, en mi pueblo, dicen que por donde hay plantas o vegetación, habitan seres que no son humanos y eso me causa temor, entiende usted...
  • Entrevistador: La entiendo, pero, quiero que me cuente sobre la joven que vio en el parque hace unos días.
  • Vecina: Claro, la recuerdo, le decía que, una noche cuando subía al último piso de mi casa, pude ver, que una jovencita se acercaba a la mitad del parque y tenía algo en sus manos, algo envuelto, no se podía ver que era con exactitud, entonces, excavó un agujero en la tierra con sus propias manos, este se encontraba cerca a un árbol, obviamente, no era profundo, habrá excavado un cuarto de metro, luego, enterró lo que traía en sus brazos envuelto y lo cubrió con la tierra. Después, percibí una sombra que se encontraba detrás de ella, pero, al parecer, la joven, no lo notó y esa sombra o persona, en fin, lo que fuera, la empujó y ella se ensució con la tierra y empezó a forcejear como si algo la estuviese jalando hacia dentro del agujero que ella misma había excavado, y de un momento a otro, desapareció sin dejar rastro.

3 AM

He oído rumores sobre despertar en la madrugada, antiguamente nos decían que las 3am es una hora muerta, donde las almas salen a vagar por los lugares silenciosos y lúgubres, me preocupa que eso sea cierto, pues últimamente tengo problemas para conciliar el sueño. Fui al médico hace algunos días y me recetó unas pastillas pero eso no es suficiente, pues, me deja en un estado deplorable, con cansancio todo el día y de mal humor. Mi madre me dice que tome mate de hierbas por las noches, sin embargo, siento que eso en nada cambia mi situación, es cierto que me relaja, mas, no logro dormir la cantidad de horas necesarias.

Si estas leyendo esto, déjame decirte que aun no pierdo las esperanzas, sé que hay algo que perturba mi sueño y que nadie quiere entender, ni la ciencia, ni la religión, ni nada que se le parezca. A pesar de ello, intentaré dormir y hacer mi mejor esfuerzo por vencer aquello que me impide descansar, me encuentro recostado en cama, mientras, trato de respirar profundo para relajarme.

El hombre yace recostado en su cama, al parecer concilió su sueño, durante la madrugada, un leve ruido de algunas pisadas lo despiertan, entonces decide levantarse y tomar un vaso de agua. El hombre se encuentra malhumorado porque siente que no volverá a conciliar el sueño, al salir de su habitación,  solo da algunos pasos, para quedarse inmóvil en medio de su sala, pues, observa que un hombre se encuentra de pie muy cerca a un pequeño altar, en donde solo algunas velas iluminan que este espectro tiene las manos elevadas como si estuviese orando, incluso, algunos sollozos de lamento se pueden oír. El hombre, no puede creer lo que está observando, solo está de pie y su cuerpo no responde a los estímulos, eso evita que pueda moverse, solo siente dolor, un miedo enorme, como si su cuerpo estuviera cayendo a un abismo. En un momento determinado, con el cuerpo tembloroso, intenta volver en sus pasos hacia su habitación, rogando que el otro hombre (si es que no es un espectro) no voltee a verlo. 

Me recosté en la cama lentamente sin hacer ruido, no quiero que esa figura humana me busque, siento una tristeza interior, como si algo muriera dentro de mi, me tapo el rostro con las manos y siento caer las lágrimas que se desprenden de mis ojos, tengo escalofríos, intento calmarme y al ver la hora en mi viejo reloj de pared, percibo que son las 3 am. De pronto, siento un ruido dentro de mi habitación y cubro mi rostro con la sábana, mientras mis pies se encuentran fríos y un dolor en el estómago hace que me retuerza de dolor, sin embargo, no tengo fuerzas para gritar y pedir ayuda. 

Amanece por fin y la madre del hombre ingresa a la habitación a realizar el aseo matutino, a pesar del ruido que hace la aspiradora con la que limpia la casa, su hijo, no se despierta, entonces, se acerca a él y lo descubre completamente. Un fuerte grito se escucha en toda la casa, luego, solo existe el silencio, ya que, es demasiado tarde, porque aquel hombre, yace petrificado... ¡está muerto!

Rumores se escuchan sobre este fatal suceso, oí a la vecina del barrio decir que ese hombre consumía muchas pastillas para dormir y falleció de sobredosis, otros, dicen que fue un alma que se lleva a aquellos que se mantienen despiertos a las 3 am, tal vez, sea cierto, o quizá no. Siendo así, ¿te atreves a comprobarlo y mantenerte despierto a las 3 am?


"EL BASTÓN"

Debo confesar que mi enamorado de la infancia es mi primer y único amor, cuando éramos pequeños, nadie apostaba porque estaríamos juntos par...