miércoles, 17 de junio de 2020

"Amistades insanas"

No recuerdo la última vez que estuve enferma, solo sé que mi madre siempre me cuidaba, ella hacía que me sienta un poco mejor, pues sufro crisis nerviosas al sentir que me duele el cuerpo por la fiebre o la garganta, me asusta mucho pensar que pueda estar enferma.

Trato de cuidarme mucho y me alimento sano y balanceado, realizo rutinas diarias de ejercicios, sea el día que sea, incluso en mi cumpleaños, no fumo, no bebo alcohol; pero sobretodo, trato de cuidar mi estado de ánimo, por lo cual, siempre mantengo mi mente ocupada. Estudio teatro y me gusta improvisar, mi reto personal es imitar a las personas que tienen demencia o esquizofrenia, ya que, nunca he logrado hacerlo a la perfección. Algunas de mis amistades me dicen que el día que lo logre habré llegado a la cúspide de mi profesión, pero también a la completa locura, sin embargo, eso es casi imposible pues como les conté, llevo una vida sana y sin problemas.

Es invierno y ya no podré ir a estudiar por el momento, pues nuestro país atraviesa una de sus peores crisis debido a una pandemia, y como ya les mencioné tengo temor a las enfermedades, debido a eso  prefiero evitar salir; llevó en casa aislada con mi familia al rededor de 90 días, ya no sé como se siente estar afuera, cómo está la congestión vehicular o el olor del césped recién cortado de los parques. Solo sé que intento llevar mis clases de teatro de forma virtual, pero la sensación es distinta, pues no tengo a mis compañeros de ejemplo para saber si hago bien mi desempeño como actriz. Un día mientras dormía, recuerdo que dejé la ventana de mi habitación junta y al despertar sentí que algo me molestaba en el oído, como una especie de picazón y fue entonces que use un hisopo para remover aquello que me molestaba...

Sentí que aquel hisopo empujaba algo a lo profundo de mi oído derecho así que lo retiré, al hacerlo el oído quedó tapado por completo, ¡¡¡no podía oír!!! así que le pedí ayuda a mi madre para que vea si tenía algo dentro del oído, pero ella decía que no había nada. Aquel día realicé mucho ejercicio pensando que tal vez, eso me ayudaría a destapar mi oído, pero nada funcionaba.

Pasaban los días, así que me acostumbré a mi nuevo estilo de vida, a solo oír por un lado; mi familia no le prestaba importancia a mi oído tapado, fue entonces que decidí salir y comprar algo en la farmacia que me pudiese ayudar. La farmacéutica es mi amiga y además es enfermera de profesión, así que me revisó el oído y me recetó algunas gotas para ponérmelas durante las noches antes dormir. Había pasado un mes con esta sordera parcial que quería intentar mil formas de volver a oír como antes; aquella noche me preparé para echarme aquellas gotas dentro del oído, al hacerlo, sentí una comezón interna que me causó escalofríos, en esos momentos, lo creí algo normal y me recosté del lado opuesto, sin embargo, escuché con el otro oído un ruido fuerte, como si algo se hubiese caído dentro de mi habitación, intenté levantarme e iluminar con la linterna de mi celular todo el espacio, pero no encontré nada inusual, así que me recosté nuevamente, pero cada vez los ruidos se hacían más intensos y empecé a sentir temor, me cubrí por completo el rostro para no pensar en aquello. En algún momento el ruido terminó, para más tarde, oír a dos personas discutir, como si estuviesen dentro de mi cabeza, no podía creer lo que pasaba, me levanté de la cama y encendí la luz para observar al rededor de mi habitación pero no veía nada distinto, cada vez la discusión entre esas dos personas era más fuerte y se oía claramente como se lanzaban cosas. Sentí que había enloquecido o que tal vez me había vuelto esquizofrénica, mi cuerpo se estremecía y temblaba por el miedo, sentí que mi presión disminuía, y grité lo más fuerte que pude. 

Mi madre me encontró desmayada por un colapso nervioso que había sufrido, era de madrugada y ella no sabía que hacer, mucho menos en la situación que nuestro país atravesaba, no podía llevarme al hospital, así que me acompañó el resto de la noche hasta que despertase al día siguiente. Cuando me levanté, ya no oía las voces extrañas pero seguía sin poder escuchar del lado derecho de mi oído, fui a la farmacia para hacer el reclamo a mi amiga (la farmacéutica), pero ella se burló de mí y me dijo: - ¿De verdad estas enferma? ve a un psiquiatra, ahora ¿quién es la delicada y enfermiza?, pues ya no soy yo, sino tú, ya no somos amigas así que aléjate -  

Me parecieron extrañas sus actitudes y la frialdad de sus palabras, así que decidí regresar a casa sumida en una depresión, por no encontrar solución a mi problema, viendo como de ser una persona feliz y saludable me convertía en una cosa inservible y enferma, un completo estorbo para la sociedad, una discapacitada mental. Como todo en la vida se hace un hábito, con el transcurrir de las semanas esa molestia se hizo parte de mi vida, pues, desde aquel suceso, todas las noches pasa lo mismo, debido a eso, ya no puedo dormir, así que a veces opto por tomar somníferos o tranquilizantes, nadie quiere acercarse a mi, piensan que estoy loca o que tengo una enfermedad mental. Eso, solo puede saberlo aquella farmacéutica, a la que llamé en algún momento mi amiga y que ahora debe estar retorciéndose de felicidad, pues logró vengarse por todo el bullying que le hice en la escuela por su salud deteriorada. Aquella mujer que tenía un rencor hacía mi que nunca pude percibir, la cual creo que me realizó un hechizo o un daño para quedar en este estado, pues su familia tiene conocimiento de aquellas prácticas malignas y que me destrozó el tímpano con las gotas que me recetó, dejándome sorda para siempre...






HISTORIA CORTA IV


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Debo confesar que mi enamorado de la infancia es mi primer y único amor, cuando éramos pequeños, nadie apostaba porque estaríamos juntos par...